Como ya sabemos, México vive uno de los procesos electorales más importantes en su historia, con la renovación de 20 mil cargos públicos en todo el País. Al 24 de abril de este año, la mayoría de las encuestas mantienen a Claudia Sheinbaum como puntera para la Presidencia en México, con una ventaja que dobla la intención de voto de Xóchitl Gálvez, su más cercana perseguidora.
La Encuesta de Encuestas (modelo de Expansión Política que toma en cuenta los resultados de más de 40 casas encuestadoras con 556 ejercicios) plantea una muy alta probabilidad (98%) de Sheinbaum de ganar la elección del próximo 2 de junio. (Al 24 de abril), por ello, ¿podríamos concluir que ya está decidida la ganadora de la elección del 2 de junio del 2024?, la respuesta a esa pregunta es todavía NO. Los resultados finales se conocerán hasta el día de la elección, ahí es donde se definen en votaciones, de forma que ningún modelo estadístico, publicación, encuesta o robot de inteligencia artificial puede decir con exactitud y consistencia cómo serán los resultados.
Con base en ello, podemos tomar como referencia, las diferentes posturas de los ciudadanos durante la contienda en el último mes, la última semana, el día de la elección e incluso en la fila de la casilla…
Al parecer, existe una oportunidad en la contienda de aprovechar esa posibilidad de crecimiento para la candidata o el candidato que están por debajo Sheinbaum, porque resta todo un mes para conectar con públicos que no tienen postura definida del voto. Ante esto, podemos hacer una pregunta adicional en este proceso: ¿los debates presidenciales modifican las posturas de aprobación y voto hacia los candidatos? Cambiar en forma masiva las preferencias de los electores a partir de un debate presidencial parece poco probable. Hay estudios que confirman el cambio de voto luego de un debate presidencial, pero en una magnitud relativamente pequeña.
Por ello, es necesario entender los resultados, a partir de diferentes posturas. En especial se debe profundizar sobre los que no cambian su postura y mantienen la preferencia por el mismo candidato, la instancia de debate puede reafirmar esta preferencia de forma más confiable. Es decir, los debates también sirven para reafirmar a los ya decididos.
Existen otros efectos de los debates sobre los posibles votantes. Por un lado, hay evidencia de que los debates contribuyen a proveer de más información a la ciudadanía, por lo cual estos pueden tomar decisiones con mayor seguridad y fundamento. En este sentido, también se documenta una disminución de apoyo cuando hay un evidente descaro político, en particular cuando uno de los candidatos no contesta con claridad preguntas clave en dichos ejercicios, reforzando las posturas de voto. Estos efectos son mayores para quienes miraron más de un debate en comparación con los que solo miraron un debate, mostrando que los debates tienen ciertos efectos acumulativos y no son una mera repetición del anterior. Esto quiere decir que es probable que las reacciones al siguiente debate presidencial en México del 28 de abril puedan ser importantes rumbo a las elecciones.
En el ejercicio demoscópico de Secretos D. México, se identificaron algunos secretos que pueden considerar los candidatos rumbo al segundo debate presidencial:
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