La palabra Mamá implica asumir una de las responsabilidades más difíciles en la vida, es decir, estar a cargo de las necesidades y el bienestar de un ser indefenso que llega al mundo; se trata de una tarea que requiere de mucho tiempo, dedicación, paciencia y un ingrediente especial: amor.
Para los jóvenes, las madres se vuelven estiradas, aburridas y parecen totalmente controladoras. Ya no tienen personalidad propia, más allá de ser madres. Se enfrentan a preguntas como “¿ya comió el niño?”, “¿cuántas horas ha dormido?”, “todavía necesito pañales”, “tiene que eructar”, “hay tarea pendiente”, “no comas eso…”… ¿cómo podría una vida así ser siquiera remotamente atractiva?
Sin embargo, en la década de los 70’s en México las mujeres no se preguntaban si querían ser madres, la pregunta era, ¿cuántos hijos querían tener?
También será necesario entender que, las decisiones donde implica un mayor compromiso a nivel personal se están retrasando, la edad para casarse o tener el primer hijo ha incrementado de manera importante en todo el mundo.
Sin embargo, las decisiones cotidianas no se han modificado de la misma manera en los últimos 50 años, ejemplos como el primer noviazgo e incluso la primera relación sexual se llevan a cabo desde edades tempranas, lo que se ha modificado es el significado de la maternidad dentro del ámbito personal, familiar y laboral, donde la felicidad no tiene una correlación conceptual con la posibilidad de ser Mamá.
Está claro que existen diferentes factores para entender esta decisión, entre los que destacan la dificultad para encontrar un empleo fijo, y cuando se consigue uno, los sueldos suelen ser bajos con prolongadas jornadas laborales. En datos recientes de la OCDE, México ha quedado como uno de los países donde los jóvenes trabajan más horas y reciben el salario más bajo.
El costo de la vivienda y rentas elevada no les permite independizarse. Gran porcentaje de mujeres optan por compartir los espacios con otras mujeres (roomies) y algunas prefieren seguir viviendo con sus padres. Es decir, que dicha problemática no está en las manos de las mujeres jóvenes en la actualidad, lo que significa que esto podría ser uno de los mayores retos al que se enfrentan para poder ser Mamás; contar con un espacio seguro para ellas y mucho menos para un hijo.
¿Quién se encargará de cuidar a los bebés?
Si trabajan varias horas al día, las mujeres jóvenes no tienen tiempo para cuidar a sus hijos, tendrían que pagar a alguien para que lo haga o dejarlos con los abuelos. Está claro que muchas no han encontrado el apoyo de sus parejas para alternar las obligaciones y cuidados de los hijos, la corresponsabilidad ha traído más frustración que liberación en muchas parejas al comprender que, más allá de ser un gran avance lingüístico, no es un paso firme en la realidad. Muchos consideran que somos la ‘generación consciente’, tenemos claro el desequilibrio entre roles, somos conscientes de que un hogar no debe ser la mochila de un solo miembro, pero la realidad presenta datos donde la mujer lleva un peso enorme en las actividades totales de pareja.
Tener mascota es más atrayente que tener un hijo
Cada vez más personas ven a sus perros y gatos como hijos. En 2023, por primera vez en la historia, las ventas de cochecitos para animales superaron a las de cochecitos para bebés en Corea del Sur. Por miedo a los desafíos económicos y de tiempo, muchos jóvenes surcoreanos optan por tener mascotas. Esto sigue una tendencia mundial: actualmente, hay más perros y gatos que niños en Japón, este dato se percibía lejano, pero actualmente superan con creces las mascotas a los niños en México.
El costo por tener hijos
También será necesario considerar que tener hijos en las décadas pasadas presentaba un costo más bajo que ahora, los hijos apoyaban activamente con actividades en el hogar, negocios familiares, trámites, mandados, estas actividades eran parte de la educación del hogar e incluso sus obligaciones. Actualmente los menores de edad ya no trabajan y requieren de una inversión económica enorme.
Antes una buena madre se preocupaba porque sus hijos estuvieran alimentados, vestidos y con disciplina, hoy una buena madre requiere de un proyecto de tiempo completo donde cada minuto cuenta, porque su hijo debe:
- Dominar al menos 3 idiomas
- Tener equilibrio emocional de un asesor espiritual
- Ser un atleta o artista de alto rendimiento
- Y demostrar su inteligencia en la feria de ciencias
En caso de no lograrlo es una mala Mamá, pero si lo logra… también, porque lo está sobre exigiendo. Esta carrera para cumplir con el objetivo requiere de tiempo completo, gracias a los celulares ellas deben estar disponibles las 24 horas del día, tanto para el trabajo como para lo que se requiera en los colegios de los hijos, cumplir con festivales, presentaciones artísticas y emergencias personales, donde las redes sociales amplifican la presión.
La obsesión por proteger a los niños (hiperprotección) es la nueva epidemia adquirida en el 2020, daña tanto a las madres como a los hijos. Los grupos de WhatsApp, Instagram, Facebook deben mostrar: familias felices, vacaciones perfectas y momentos envidiables. Está prohibido publicar los berrinches en el súper, quehaceres domésticas o las noches sin dormir, incluso a los padres les aterroriza la idea de que sus hijos sufran de alguna depresión o ansiedad, estas palabras no estaban en el vocabulario de las abuelas…no está triste, solo no ha comido lo suficiente.
De acuerdo con profesionales y psicólogos, los hijos requieren de actividades no supervisadas en el exterior, sin embargo, ocurre todo lo contrario: aislamiento en casa, entretenidos por aparatos móviles, bajo una estrecha vigilancia, es decir, se cambió la naturaleza de la niñez y la adolescencia, pero no para bien. Esta preocupación llegó a tal grado que los dibujos animados y contenidos de Disney presentan advertencias para los menores de edad. La actual generación fue hijas de tiranos, pero también son madres de tiranos.
Las mujeres tienen que ser hábiles para otorgar tiempo de calidad a los hijos, transmitir menos ansiedad o cansancio, es decir, estar presentes en mente y cuerpo. La competencia por ser buenas madres se presenta en las redes sociales de los hijos, las plataformas de gaming o streaming, ya que esta generación es intolerante al aburrimiento y a la frustración.
¿Cómo educar a los pequeños en una realidad diseñada para distraerlos a cada segundo?
La generación que no sabe aburrirse ha convertido esta palabra en un tabú, sin embargo, tenemos que entender que esta misma emoción o estado motivaba a generaciones pasadas a la creatividad, a impulsar la imaginación, a frustrarse y a superarlo. Una pregunta clave en la actualidad es ¿Qué tipo de adultos se han educado donde se les ha llevado a evitar el más mínimo vacío?, la actual generación no tuvo la oportunidad de compartir, negociar, de sentirse frustrado. Las madres ahora batallan con pequeños profesionales del chantaje, para evitar estallidos emocionales. Además, la batalla continua contra los algoritmos o inteligencia artificial, diseñados para entretener, educar, construir criterios, ideas y … tiene la particularidad de ser altamente adictivos.
La nueva niñez está acostumbrada a crecer sin hermanos, viven en un mundo donde son el centro de atención, con las ventajas de contar con más recursos de todo tipo; desarrollan madurez precoz por estar rodeados de adultos. Sin embargo, al carecer de hermanos, no entrenan conductas para compartir habitación, juguetes, comida… entre otros escenarios. Por ello tiene menor tolerancia a la frustración, no han tenido que competir por un lugar en la familia, esta nueva sociedad hiperindividualista puede estar contribuyendo hacia una generación con gran sentimiento de derecho adquirido, es decir, el mundo les debe algo solo por el hecho de existir, es tan solo un efecto secundario por haber crecido en un entorno donde sus deseos rara vez fueron desafiados y la última rebanada de pizza les pertenece.
¿Es necesario revalorizar el concepto de ser Mamá?
Las Mamás daban la posibilidad de contar con hermanos, ellos son la primera lección de la vida social, te enseñan que no siempre serás el primero, alguna veces vas a perder, la justicia perfecta no existe, te obligan a desarrollar empatía, paciencia y resistencia emocional, sin embargo, con la ausencia de esta escuela práctica tendremos una sociedad que no ha entrenado la posibilidad de ceder, compartir y negociar.
La pregunta que se presenta con esta nueva realidad es: ¿estamos en un México que valora la experiencia de ser Madre? O una sociedad donde los hijos se perciben como una responsabilidad casi imposible de sostener, por ello nos queda claro porque cada vez más mujeres elegirán no ser Madres. Un hallazgo más sutil con estos datos nos posibilita cuestionarnos si el conflicto de elección para las mujeres es: enfrentar el bienestar individual vs. el bienestar social, ya que está perdiendo lo que no sabíamos que necesitábamos como sociedad.
Reconocer la experiencia de cuidar a otro ser humano como un camino para descubrirnos a nosotros mismos, reinventar la maternidad para tener una vida plena, no como un mandato o un sacrificio, sino como una posibilidad que puede transformarnos a nivel social, reconectar nuestro propósito que es más grande que nosotros mismos, una aventura que vale la pena redescubrir… no es que no valga la pena no ser madre, sino que olvidamos porque valía tanto la pena el hecho de que una mujer elija ser Mamá.
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